Compartimos en el encuentro pasado una milésima parte del misterio de nuestro Dios… dijimos que Dios es antes que nada AMOR y, como tal, COMUNIÓN pues el amor es COMUNICACIÓN y ENTREGA. Nosotros como creación de Dios (su imagen y semejanza) somos llamados a participar en la vida divina. ¿cómo? Pues, tal y como Dios es, comunicación, comunión y entrega de amor… Nuestra familia es signo visible comunión ¿porqué? ¿qué nos hace ser familia?
El yo y el tú se unen para formar un nosotros que, abriéndose al Amor se proyecta, antes que nada, en el mismo núcleo familiar (hijos) y, a partir de allí, a todas las demás esferas de la propia vida [familias más cercana (abuelos-tíos-demás parientes), demás familias, instituciones, pueblos, mundo]. El amor de Jesús se nos presenta como punto de partida y al mismo tiempo como modelo: nos abre al amor de Dios y nos invita a la comunión entre unos y otros: "Este es el mandamiento mío: que os améis los unos a los otros como yo os he amado" (Jn 15,12). Seguir a Jesús, experimentarlo, vivir nuestra vida en él es vivir en el amor divino, amor que transforma nuestra persona y, en consecuencia nuestras relaciones con los demás. Esta es el segundo llamado de Dios (vocación). (Hch 4, 32ª). La vocación a vivir la comunión se concreta en nuestras relaciones fraternas… La comunión fraterna es ante todo compartir un mismo amor en el Señor Jesús, su mismo ideal de vida. La amistad cristiana es un camino de plenitud, lleno de alegría y profundamente humano por ser profundamente divino. La invitación del Señor Jesús a seguirlo nos sitúa ante un horizonte dinámico, activo y, ante una invitación siempre se da una respuesta. Pero nuestra respuesta no la damos solos, yendo cada uno por su lado, sino unidos, andando juntos. Y, es que formamos un “pueblo de convocados”. (Sal 133, 1). Cuando decimos Iglesia decimos esto, (pues “ekklèsia viene de ek-kalein que es justamente “con-vocar”), somos llamados a plasmar en la historia esta misma vocación: vivir en el amor. Iglesia es, ante todo, "signo visible” de Comunión, “SACRAMENTO” de la unión íntima del hombre con Dios y de la unidad de todo el género humano. Dialoguemos: -Pablo en sus cartas usa mucho la imagen del cuerpo humano, del siguiente texto (1Cor 12, 12-30) pongamos en claro: ¿Quiénes son el cuerpo? ¿qué/quién da vida al cuerpo? ¿Este cuerpo tiene un orden (organismo=orden)? ¿cuál es virtud por la cual Dios lo dispuso así y porqué? -¿Quién guía la Iglesia? ¿Qué elementos le da su unidad? (cfr. 1Co 10, 17 y Ef 4, 5). -Finalmente… dialoguemos y definamos según lo que sabemos o entendemos del porqué decimos que la Iglesia es… UNA, SANTA, CATÓLICA Y APOSTÓLICA Para terminar esta parte, leamos y oremos juntos Colosenses 3, 12-17
Como elegidos de Dios, sus santos y amados,revistanse de sentimientos de profunda compasión. Practiquen la benevolencia, la humildad, la dulzura, la paciencia. Soportense los unos a los otros, y perdónense mutuamente siempre que alguien tenga motivo de queja contra otro. El Señor los ha perdonado: hagan ustedes los mismo. Sobre todo, revístanse del amor, que es vínculo de la perfección. Que la paz de Cristo reine en sus corazones: esa paz a la que han sido llamados, porque formamos un solo Cuerpo. Y vivan en la acción de gracias.
Que la Palabra de Cristo resida en ustedes con toda su riqueza. Instrúyanse en la verdadera sabiduría, corriegiéndose los unos a los otros. Canten a Dios con gratitud y de todo corazón, salmos, himnos y cantos inspirados. Todo lo que puedan decir o realizar, háganlo siempre en nombre del Señor Jesús, dando gracias por él a Dios Padre.
Amén. Que la carta de Pablo nos sirva de inspiración y guia para nuestro caminar en comunidad.
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